La alta sensibilidad de los parámetros de trabajo a la temperatura es la característica principal de la mayoría de fotodetectores, por lo que la gestión térmica es una de las principales tareas para asegurar el funcionamiento de los fotodetectores. Los módulos termoeléctricos presentan diseño compacto, alta confiabilidad y larga vida útil, entre otras ventajas. Estas ventajas también les han permitido aplicarse ampliamente en el diseño de fotodetectores.
Muchos detectores deben enfriarse a temperaturas muy bajas, como -40 °C o -60 °C, para tener una buena capacidad de detección; podemos proporcionar un refrigerador termoeléctrico de etapas múltiples para estas aplicaciones.